Veintitres // 23-12-09 // “Telesur es para los pueblos, no para los capitalistas”

Publicado en por Opiniones Creadas

Es el director de la cadena venezolana. En su paso por la Argentina, el periodista analiza el rol de los medios en los procesos políticos de América latina y marca la necesidad de defender la soberanía de la región.
Por Graciela Moreno

Con menos de cuatro años en el aire, la cadena de noticias Telesur ya concitó la adhesión de 20 millones de habitantes de América del Sur, Centroamérica y Europa, aunque le queda un largo camino por recorrer. Su director, el periodista venezolano Andrés Izarra, lo sabe y confía en que la necesidad de hacer oír otras voces vencerá la resistencia que todavía presentan muchos espectadores. Con doce corresponsalías (en Washington, La Habana, México, Bogotá, Lima, Quito, Buenos Aires, La Paz, Caracas, Montevideo y Brasil) y un plantel de 600 personas, la cobertura del golpe de Estado en Honduras fue una de las de mayor trascendencia en los últimos tiempos y ocasionó la expulsión de ese país del equipo que la realizaba. Después de haber trabajado en la CNN en Español y en RCTV, Izarra analiza la otra cara de las noticias en su paso por la Argentina.

–¿Cómo llegó a dirigir Telesur después de haber trabajado en las entrañas de la CNN y de la cadena venezolana RCTV?

–Pasé la mayor parte de mis 19 años de carrera fuera de Venezuela y viví cinco años en Estados Unidos. Primero estuve en la NBC en News Channel, como editor; después fui editor de asignaciones para América latina en la CNN y finalmente regresé a Venezuela. Comencé a trabajar como gerente de producción del noticiero de RCTV hasta el momento del golpe. En ese momento me fui, como forma de protesta porque el canal estaba convirtiéndose en plataforma y vehículo de un golpe de Estado. Fuimos muy censurados y yo decidí renunciar. Como tenía un cargo gerencial, la noticia tuvo un alto impacto en la opinión pública. Después dejé de lado el periodismo y entré en la política.

–¿Por qué?

–Después del criminal asalto contra el Estado venezolano, vino un asalto más crudo: el sabotaje petrolero de diciembre del 2002 a febrero del 2003. Fueron 64 días donde la elite petrolera y la elite patronal hicieron un lockout en protesta, fueron 64 días de puro terrorismo mediático contra un presidente elegido democráticamente por amplia mayoría. Por eso, cuando veo a los dueños de algunos medios yendo a reuniones internacionales para decir que la libertad de expresión está amenazada y quejándose por una legislación que sólo regula el uso del espectro radioeléctrico, pienso que son unos desvergonzados, unos canallas. Dan asco, son un grupo de empresarios inmorales, antiéticos, criminales, terroristas mediáticos. No ahorre en la transcripción ninguno de los adjetivos que uso.

–¿En ese momento se sintió desilusionado con el periodismo?

–Ahí me di cuenta de que la lucha no estaba en el periodismo; el periodismo había caído víctima de la política, que era la lucha real. Me di cuenta de que debía luchar por la democracia, defender a Chávez, que era la garantía de democracia en Venezuela. Llegué tarde, pero cuando me tomó el huracán de la revolución, me arrastró. Me fui a trabajar a la embajada en Washington, quería informar lo que ocurría en Venezuela porque había un cerco internacional brutal, que hasta hoy permanece. En el 2004 fui designado ministro de Comunicación e Información, desde ahí impulsé Telesur.

–¿Cuál es el objetivo central de esta cadena de noticias?

–La idea fue retomar iniciativas para fortalecer a los países del Sur. Un canal que nos permitiera encontrarnos entre los países en desarrollo, que nos dejara descubrir nuestros intereses comunes para fortalecer nuestra soberanía, nuestra libertad, nuestra independencia. Como fue el nacimiento del Banco del Sur o el gasoducto del Sur que se hizo para crear una columna vertebral energética en la cual pudiera unirse Sudamérica. Telesur fue una propuesta lanzada en forma modesta con apenas dos millones de dólares. Funcionamos en un edificio que recuperamos del canal público en Venezuela y sentimos que ha tenido un impulso muy importante. Ha sido un medio fundamental para unirnos, para integrarnos, para conocernos y sobre todo para dar una visión de América latina desde América latina.

–¿Quiénes son sus accionistas?

–Venezuela tiene el 52 por ciento, Argentina el 22 y el resto se lo dividen entre Uruguay, Ecuador, Cuba, Bolivia y Nicaragua. Con Paraguay se firmó una carta de intención y hay países que han demostrado su interés, como República Dominicana o Guatemala, pero no hemos concretado.

–¿Cómo logró sumar a Jorge Gestoso, un hombre de la CNN, a este proyecto?

–Es un gran amigo, trabajamos muchos años juntos en Atlanta. Hicimos la cobertura de Medio Oriente en la Guerra del Golfo. Luego decidió irse de la CNN y montó su propia productora. Telesur le compra entrevistas, no tenemos un acuerdo de exclusividad.

–De la CNN a Telesur, es un gran cambio. ¿Cómo se pasa de un canal que dice enarbolar “la bandera de la objetividad” a una señal donde el periodista se compromete con la noticia?

–No dejamos de ser objetivos, nuestro manual de ética está publicado en Internet. Abogamos por una alta calidad periodística, no renunciamos a nuestra línea editorial. Somos objetivos, pero tenemos una dirección, como la tiene la CNN. Esa cadena no es nada objetiva, es un medio de derecha. A todo el mundo le queda claro, tiene un público objetivo: defienden a los empresarios, a la gente de dinero. Nosotros estamos comprometidos con los pueblos, no es lo mismo cubrir América latina desde Atlanta, que desde América latina, eso nos dio una ventaja competitiva.

–¿Debería cambiar la formación de los futuros periodistas?

–Seguro, el periodismo está en crisis, y no solamente en América latina, en el mundo entero. El debate que hay entre los medios y los gobiernos ha llegado hasta Estados Unidos. Recientemente el presidente Barack Obama le hizo reclamos a Fox News, los acusó de antiéticos, manipuladores, mentirosos y desestabilizadores. En la Argentina ocurre lo mismo con Clarín, pasa con Teleamazonas, en Ecuador, que publica una reunión secreta del presidente y miente todos los días en lo que publica. Ocurre en Bolivia, hasta en Venezuela, donde los medios fueron la plataforma del golpe de Estado y, antes, del terrorismo mediático, que es una fase previa de todos los golpes. En Honduras hicieron lo mismo. Comienza el terrorismo mediático, le sigue la desestabilización y luego el golpe.

–¿Cuál es la relación entre lo que ocurre en Ecuador con Teleamazonas, en la Argentina con Clarín o en Estados Unidos con Obama y Fox News?

–Es exactamente lo mismo, la lectura que hago es que los pueblos están exigiendo cambios. Se está recomponiendo el orden político en América latina y eso tiene varias características, tiene una expresión en el campo comunicacional, hay nuevos actores como los medios comunitarios, alternativos, hay una red de radios increíbles en Bolivia. En la Argentina, al darles un tercio del espectro a las comunidades organizadas se avanzó mucho con la nueva legislación. Creo que en Ecuador ocurrirá lo mismo. Se está acabando la impunidad en el uso de un bien público, como el espectro radioeléctrico, que era sólo para un pequeño grupo.

–¿Cuál es su opinión sobre el papel de los medios en los procesos de desestabilización?

–Creo que los medios han servido de plataforma para impulsar muchos procesos de desestabilización, la historia lo dice, me remito al caso de Venezuela. Los medios privados fueron la plataforma de lanzamiento del golpe y la plataforma para mantener el gobierno de facto. Mientras el pueblo estaba en la calle, los medios transmitían caricaturas y telenovelas.

–En la Argentina la señal sólo puede verse en DirecTV, ¿se sienten censurados?

–Aquí nos coartan el acceso al principal mercado de cable de toda América latina. La razón es que el cable está en manos de un oligopolio y nos vetan por razones políticas. Lo mismo nos ocurre en Bolivia, en Colombia, donde Telmex aglutinó todas las redes de distribución de cable, y hasta en Uruguay y Paraguay, donde también el Grupo Clarín maneja todo el cable.

–¿Qué pasó en Canal 7, donde antes se veía Telesur y ya no?

–Hubo cambios en la grilla y decidieron colocar otros contenidos. Inclusive hasta tuvimos un dúplex, pero pronto volveremos. En otros países nos pasa que la derecha les tiene miedo a los procesos, a los pueblos, a la comunicación y entonces dicen que somos una operación de propaganda política. Pero somos un canal informativo latinoamericano que hace periodismo con los mismos niveles éticos y el mismo estándar internacional. Telesur es para América latina lo que Al Jazeera fue para el mundo árabe. Hay un control férreo de las redes de distribución, es uno de los reductos donde la oligarquía da sus batallas políticas.

–Ante el poder mediático, ¿es posible ganar una elección con los medios en contra?

–Creo que sí, se pueden ganar elecciones. Sobre todo en la medida en que los pueblos han crecido en conciencia. No en vano estamos viendo procesos de resurgimiento popular, de renacimiento de los pueblos ante la feroz y devastadora época neoliberal. Evo Morales y el propio Correa son algunos ejemplos.

–¿Cómo seguirá Telesur?

–Hemos terminado de perfilar nuestros contenidos hacia lo informativo. Ya no habrá más películas, habrá debates, entrevistas. En la Argentina queremos establecer un centro de producción, estamos evaluando su establecimiento para poder hacer programas y ampliar la cobertura. El objetivo es expandir la cadena al Medio Oriente. También queremos producir contenido desde los Estados Unidos en inglés. Pero tenemos recursos limitados, tenemos que evaluarlo.

–¿Seguirán sin tener publicidad privada?

–Sólo contamos con patrocinios de entes públicos venezolanos. El canal requiere 50 millones de dólares al año, Venezuela aporta fundamentalmente todo. Cuba ofrece una sede para la operación de la corresponsalía, lo mismo ocurre en la Argentina. La señal está orientada a ser un servicio público para los pueblos y no para los capitalistas.

–¿Hay posibilidades de que Telesur se pueda ver a futuro en el sistema de cable argentino?

–Con la nueva Ley de Medios Audiovisuales creemos que sí, porque el Estado argentino es uno de los accionistas y al tener el 33 por ciento del espectro, podremos entrar.

 

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