Buenos Aires Económico // 09-05-10 // “Los medios cuentan lo que les pasa a ellos; Clarín hoy es un diario íntimo”

Publicado en por Opiniones Creadas

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Carlos Barragán

 

 

El panelista del programa “6-7-8” explica a qué llevó la concentración mediática y recordó que Ernestina Herrera apoyó a la dictadura

 

Para el panelista de 6-7-8, el Gobierno volvió a poner a la política en primer plano. Asegura que hay medidas que generan incomodidad en sectores poderosos y por eso teme sobre el futuro de la Ley de Medios Audiovisuales.

Desde la elaboración de guiones y a través del humor, primero desde boca de otros y más tarde a partir de la suya, Barragán comenzó a expresarse en los medios hace más de 15 años, cuando Lalo Mir le dio su primera oportunidad en “Animal de Radio”. Atrás dejaba un periplo de varios trabajos circunstanciales a los que debió recurrir cuando pasó a ser parte de los olvidados que generó la imposición de una economía salvaje durante los gobiernos de Menem.

–¿Confías en que la Corte determine la entrada en vigencia de la Ley de Medios?
–No me extrañaría que se diera una situación intermedia, en la cual la Corte falle a favor de la aplicación de la ley pero su aplicación posterior se vuelva muy complicada. Va a tardar en implementarse tal como fue concebida, porque imagino que se harán presentaciones judiciales constantes. Va a ser un proceso difícil y prolongado, en el cual no veo que cambie todo de un día para el otro.

–¿Entendés entonces que va a pasar lo que ocurría con la antigua Ley de Radiodifusión, que era letra muerta en muchos aspectos?
–Algo de eso seguramente va a pasar, porque van a tardar en aplicarla. Quienes defienden intereses se van a oponer a la implementación de un nuevo orden de las cosas. Seguramente aparecerán otros jueces que determinarán que en tal caso no corresponde aplicar la ley actual. Es decir que irán buscándole la vuelta para no cumplirla y se hará un camino muy largo. Hay muchísimo dinero en el medio y ninguna ley va a hacer que una persona que hoy maneja 5.000 millones de pesos no se quede de brazos cruzados.

–¿Dónde ubicarías el factor determinante para haber llegado a la concentración de medios?
–En la gran época de los dinosaurios, de los negocios, cuando los empresarios gobernaron sobre la tierra. Los ‘90 fueron el paradigma de las grandes empresas, de las gigantescas corporaciones y de la concentración económica. Esa lógica llegó a los medios y así fue como se instalaron y se hicieron muy fuertes con mucha ventaja desde el Estado, porque ésa era la política que imperaba, no era nada oculto. Por eso se vendió YPF con aprobación del Congreso, pasó lo que sucedió con las telefónicas, los cables y las empresas de internet. Todo eso fue legal. Así, grupos de medios empezaron a tener negocios en distinto ámbitos y dejaron de contar lo que pasa para empezar a contar lo que les pasa a ellos. Clarín es hoy un diario íntimo.

–Vivimos en una etapa massmediática, ¿la disputa pasa por adueñarse del discurso?
–El terreno de la disputa es la clase media. Creo que ahí sí hay una pelea por imponer un discurso. Y se produce muchas veces en cuestiones que a la gente ni siquiera le interesan, como cuando TN se pone en campaña con el tema del impuesto al cheque, un tema árido, aburrido, tecnicista. No sólo se banaliza la cuestión, sino que se la quieren vender como si fuera un partido de fútbol. Vivimos en la era de las comunicaciones y paradójicamente, es cuando la gente peor informada está.

–¿Qué  fue lo que pasó con el fenómeno “6-7-8”?
–Que apareció un lugar para decir que un sector muy poderoso mentía. Yo creo que el programa generó que mucha gente se saque la angustia de sentirse sola. Se produjo de esa manera una identificación del público con la lectura de la realidad que nosotros hacemos. Entonces, de repente se juntaron 150 mil personas en Facebook, que posteriormente se tradujeron en 10.000 tipos en una plaza pidiendo por una ley y para que los medios informen como deben. Yo descreía de muchas nuevas formas de comunicación y por eso cuando la gente del Facebook se autoconvocó, porque eso fue lo que sucedió, yo pensaba que iban a ir 200 personas, porque hay una distancia enorme entre escribir sentado y cómodo en tu casa y salir a una plaza.

–¿Por qué estás en el programa?
–Porque creo en ciertas cosas, porque considero que este Gobierno puede hacer bien al país, o al menos puede hacerle infinitamente menos mal que otros, aunque ésta pueda parecer una postura conformista. Quienes hacemos “6-7-8” no venimos de ninguna militancia. En ese sentido, los que nos ven como kirchneristas de ocasión, incluso dentro del Gobierno, tal vez tengan razón, porque lo que hacemos es destacar las acciones de un Gobierno que entendemos son positivas para el país y el día de mañana nos puede ocurrir lo mismo con un gobierno que sea de otro signo político.   

–Ustedes pertenecen a los medios, ¿es difícil referirse a colegas?
–El programa es un show periodístico, como todos los programas periodísticos de la televisión, y en ese ámbito a mí me preocupa que podamos no ser ecuánimes o no tratemos con la seriedad y el criterio que corresponde algunas situaciones. Nos referimos a personas en los informes y en oportunidades nos preguntamos si lo que hay que discutir son las personas o las estructuras, porque de alguna manera estamos juzgando a otro tipo y no­sotros no somos jueces. Ocurre que para buscar la verdad a veces hay que meter las manos en la mierda.  Hace poco pasamos un reportaje de Magdalena Ruiz Guiñazú a Videla. Yo creo que Magdalena es buena gente; entiendo de dónde viene y su corte social y cultural. Valoro muchísimo que haya reconocido los errores que cometió durante la dictadura y lo demostró cabalmente con el trabajo impresionante que aportó a la Conadep. Magdalena pudo ignorar lo que realmente pasaba, como muchísimos argentinos, pero Ernestina Herrera de Noble no podía no saber lo que ocurría, y la carta que escribió a un año del golpe militar era de un claro apoyo a la dictadura. Ese es un punto muy negro, porque había gente que era torturada y asesinada y ella lo sabía.

–¿Los medios influyen en la gente y crean opinión o refuerzan posiciones existentes?
–Siembran en tierra fértil. Si siembran gorilismo es porque hay una tendencia, un germen en la sociedad y se lanza lo que se sabe va a prender. Hay también un pesimismo instalado y casi crónico. Eso de que todo va mal es muy nuestro como sociedad. Lo perverso es cuando se busca reforzar algo preexistente desde la mentira para darle más fuerza a tu posición, porque lo que ahí se hace es manipular.

–¿Cómo fue tu experiencia de trabajar en el Grupo Clarín?
–Laburé con bastante libertad debido a que el programa venía con una producción de afuera que Adolfo Castello había llevado. No sé cómo había logrado implementar que nadie nos jodiera ni se metiera con el programa. Cuando Adolfo murió quedó esa cosa de que a nosotros no nos podían decir nada, pero lo soportaron por un tiempo y después nos despidieron, a Jorge Haperín y a mí. En ese momento no quise entenderlo como una censura, sino como una decisión de una empresa privada, aunque no dejaba de ser inentendible, porque el programa andaba muy bien. Pero con el paso del tiempo sí me di cuenta de que ellos necesitaban tener gente más alineada, menos suelta. Entiendo que haya una línea editorial, lo que no puede pasar es que además de despedir a alguien te ocupes de que no consiga trabajo en ningún lado.

–¿Existe debate de política?
–Creo que hay mucha gente interesada en política, si algo consiguió este Gobierno es poner la política en el centro de la escena. A diferencia de lo que ocurrió en el gobierno de Menem donde todo se refería a lo económico, la política recobró su espacio. Hoy están pasando muchísimas cosas interesantes, varias de las cuales generan incomodidad en distintos sectores. Se están discutiendo cuestiones muy de fondo y por lo tanto de gran complejidad.

–¿Dónde ubicás políticamente el Gobierno?
–En una posición que está a la izquierda de lo que soporta la sociedad argentina. Cristina excede la medida de progresismo que se tolera. Por eso hay tanta discordia, porque no es representativa en el sentido de que el argentino medio es más facho. Yo no creo que la sociedad que reclama sea tanto mejor que este Gobierno. La democracia es un valor muy nuevo. Hasta hace muy poco tiempo, históricamente hablando, parecía que era un lujo que sólo podían darse se los países bien de avanzada y para nosotros, que al parecer éramos unos bestias, era mejor que viniera un hombre fuerte y acomodara las cosas. Eso quedó muy instalado, muy prendido, y por eso hay cosas de este Gobierno que molestan tanto.

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